Nadie gana si no hay perdón


Nadie gana si no hay perdón

“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar,y allí te
 acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 
deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, 
reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven 
y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23-24).

El perdón lo defino como una fuerza liberadora, capaz de abrazar el alma y traer consuelo al corazón herido. El perdón es como un bálsamo que logra restaurar las heridas más profundas y trae consigo la oportunidad de empezar de nuevo. Mucho se dice de la persona que otorga el perdón. Hasta he escuchado que cuando una persona perdona a otra, se libera de estar atado a algo que no le dejaba ser libre.

Hay momentos en los que un hermano en la fe causa problemas a otros. Incluso, problemas que traen consigo gran tristeza a toda la congregación (2 Corintios 2:5-6). Ante esta situación no gana nadie. No gana quien retiene el perdón y mucho menos quien no lo recibe y lo necesita. Solo Satanás gana ventaja sobre nosotros (2 Corintios 2:11). Pues, es ya una derrota que existan pleitos entre nosotros mismos (1 Corintios 6:7).

Esa persona que miramos como culpable de una transgresión, también necesita ser liberado de algo que no le deja ser libre: la culpa. El sentimiento de la culpa puede llevar a este hermano/a a ser consumido de demasiada tristeza y podría ser vencido por el desaliento (2 Corintios 2:7). No es victoria para nadie que un hermano que ha transgredido y se ha arrepentido, resulte vencido por la culpa y el desaliento, cuando Dios mismo nos ha ordenado perdonarnos unos a otros (Colosenses 3:13). No es opción permanecer en rencor o resentimiento para alguien que se haga llamar cristiano.

Si tienes amor en tu corazón, es decir, si Dios está en tu corazón, actuarás a favor de la reconciliación y de la misericordia. Porque tu amor cubrirá todas las faltas (1 Pedro 4:8). Nunca olvides que tú también fuiste perdonado un día y; tu perdón costó sangre. Otorga perdón, esa fuerza liberadora que trae consigo la oportunidad de empezar de nuevo al que lo necesita, empezando por nuestros hermanos en Cristo.

Escrito Por: Marlin Torres


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