No cedas!


No Cedas!

Me sorprende ver con qué facilidad nos rendimos bajo presión. Miramos nuestras situaciones y temblamos de miedo. Nos rendimos a la desesperanza. No vemos salida. Olvidamos todo lo bueno en nuestras vidas y ahora solo vemos la oscuridad. Permitimos que nuestras circunstancias en nuestra mente parezcan más grandes que nuestro Dios.

Vemos nuestras vidas de esta manera simple: cuando las cosas van bien y son perfectas, Dios nos ha mostrado su favor y nos ama. Pero cuando las cosas son difíciles y no sabemos qué hacer, Dios no puede hacer nada para ayudarnos y cedemos ante nuestras circunstancias.

Comenzamos a definir a Dios por el nivel de dificultades en nuestras vidas.

No es así como se supone que debemos ver nuestras circunstancias, nuestras dificultades, nuestras pruebas, nuestro dolor, nuestra aflicción ... Debemos recordar lo que Santiago escribió en Santiago 1: 2-15


2 Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, 3 pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. 4 Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada. 5 Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. 6 Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. 7 Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; 8 es indeciso e inconstante en todo lo que hace.

9 El hermano de condición humilde debe sentirse orgulloso de su alta dignidad, 10 y el rico, de su humilde condición. El rico pasará como la flor del campo. 11 El sol, cuando sale, seca la planta con su calor abrasador. A esta se le cae la flor y pierde su belleza. Así se marchitará también el rico en todas sus empresas.

12 Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.

13 Que nadie, al ser tentado, diga: «Es Dios quien me tienta». Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. 14 Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. 15 Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte.


Debemos usar esos tiempos difíciles en nuestras vidas para fortalecer nuestra confianza y fe en Él. Solo entonces encontramos verdadera alegría y paz en Él ... Cuando nos rendimos a Él, y no nuestras circunstancias. Cuando se nos recuerda su fidelidad y simplemente caer en su voluntad y plan para nuestras vidas.

Sin embargo, también veo una advertencia mayor cuando leo las palabras de Santiago...

Cuando te entregas a la desesperanza y la desesperación de tus dificultades y circunstancias, estás cediendo a la tentación. La razón por la que digo esto es por lo que dice el versículo 14 ... "Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen."

Cuando se rinde a sus circunstancias, no es que sea su "deseo" de hacerlo ... no. Pero tu deseo es que Dios arregle todos tus problemas. Que nunca encuentres dificultad y dolor. Que nunca necesites saber qué es el sufrimiento.

Tu definición de lo que Dios debe hacer en tu vida se convierte en tu deseo, y cuando no cumple con TU definición de su bondad y fidelidad, te apartas de Él y te entregas a la desesperación y la oscuridad ... permitiendo que tu tentación te atraiga y aleje de quien realmente Él es.

Entonces, los exalto a todos a tomar un momento hoy y recordarles quién es Dios realmente. Recuerda lo que Él ha hecho en tu vida y lo que ha hablado sobre ti.

Recuerde que nunca dijo que nunca vamos a sufrir o tener dificultades. Pero que Él prometió nunca dejarnos solos. Él prometió que en medio de las pruebas creceremos y nos acercaremos más a Él.

Así que crezcamos y nos acerquemos a nuestro fiel Padre Celestial.


Paola diaz

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