Así que mi Dios pues suplirá todo lo que les falte, conforme a sus riquezas en Gloria en Cristo Jesús.


Así que mi Dios pues suplirá todo lo que les falte, conforme a sus riquezas en Gloria en Cristo Jesús. (Filipenses 4:19)


Los hombres trabajan; proveen. Y si son hijos de Dios, a quien llaman Padre, pueden estar seguros de que El siempre suplirá a sus necesidades.

Podrán decir como el Rey David “Yo fui joven, y ya soy viejo y no he visto justo desamparado, ni a su descendencia mendingando pan. (Salmo 37:25)

Dios mismo honrará nuestro trabajo, porque él es <remunerador de los que le buscan>

Cuando nos mantenemos ocupados orando y trabajando en un intento de proveer para nuestra familia, cooperamos con aquel que creo todas las cosas, que es dueño de todo. Al poner lo mejor de nosotros a su servicio, podemos estar absolutamente seguros de que nos dará “El pan nuestro de cada día”

Él es Jehová – jiréh: El Dios proveedor.

Algo que debemos saber es que Dios no promete proveer para las necesidades de quienes no son sus hijos. Puede hacerlo, pero no está obligado. Cuando Jesús prometió la provisión divina, se refería a quienes llaman Padre a Dios (Mateo 6:25-34). Los que han rechazado a Dios o adoran dioses falsos pueden pasar hambre (Deuteronomio 28:15-48, Isaías 8:19-22; 65:12-13)

Dios provee a su manera y en su tiempo, pero siempre es fiel en su tarea de proveedor.

Los hombres deben de evitar irse a los extremos pues corren mucho peligro, pereza o trabajo excesivo, El hombre debe de entender que la provisión económica no representa la totalidad de tu responsabilidad como esposo y padre.

Traer un cheque a tu casa y mantener la familia vestida y alimentada no es donde acaba la misión del proveedor. Como líder y Pastor de tu hogar, eres también responsable de proveer  alimento espiritual y emocional para tu familia.

Hazte tiempo para estar con tú familia y enséñales las prioridades de la vida.

Muéstrales como hacer que el trabajo ocupe el lugar correcto. Tus hijos no recordaran lo que hiciste por ellos tanto como lo que hiciste con ellos. Y probablemente lo seguirán haciendo con sus propios hijos.

Muchos hombres cristianos aman a su esposa e hijos, sin embargo trabajan de más para poder comprar cosas, casas, placeres..... No permitas que tu trabajo aún  bajo el noble ideal de ser un buen proveedor, te robe el tiempo con tu familia de modo que fracases en el aspecto emocional y espiritual en tu hogar.

Si esto implica que te pierdas un ascenso, que no consigas un premio o que ganes menos dinero con tal de poder pasar más tiempo juntos, entonces hazlo. Muchos hombres necesitan orar por un nuevo jefe o un nuevo empleo. Pero no deberían seguir sacrificando su vida y su familia por personas que ni siquiera van a llorar en tu funeral.

Si deseas saber que tan buen proveedor eres, pregúntale a tus hijos. ¿Hijo te parece que tus necesidades son satisfechas? ¿Cómo podría cuidarte mejor? ¿Sabes que te amo y que siempre estaré para lo que me necesites?

Esto mismo se aplica a tu matrimonio, busca lo que tu esposa necesita de ti. Solo acércate y pregúntale. Esto es tener agallas para liderar. De todos modos, tu familia siente y piensa cosas sobre ti. Así que es mejor que lo sepas, no sea que lo descubras cuando sea demasiado tarde.

Cuando asumes con seriedad tu responsabilidad como proveedor, sientes un gozo interior de agradar a Dios. Además aumenta naturalmente el respeto y el reconocimiento de tu familia hacia ti.

Recuerda esto: A veces Dios permitirá que tengamos dificultades económicas para forzarnos a ponernos de rodillas y recordar nuestra dependencia de Él, así podrá dar vuelta a las cosas y manifestar su poder y su amor.

Recuerda los hombres de valor son aquellos que proveen para su familia.

Dios te bendiga.       

Escrito Por: Ricardo Díaz
Reflexión basada en: La Resolución para hombres


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