Arrojados al Horno Ardiente

Arrojados al Horno Ardiente



 Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos. Él nos rescatará de su poder, su Majestad; 18 pero aunque no lo hiciera, deseamos dejar en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos culto a la estatua de oro que usted ha levantado.
Daniel 3:17-18 NTV

En ese mismo momento, estos 3 jóvenes fueron sacados de sus tierras, colocados en el ejército del rey extranjero, obligados a aprender la cultura de Babilónia y se les cambió el nombre. El rey quería que adoraran a un ídolo de oro en el que estos 3 jóvenes se negaban, sabiendo que serían colocados en un horno ardiente. Podrían haberse inclinado tan fácilmente ante el ídolo para salvar sus vidas, pero sabían que el Dios que tenían era mucho más valioso que sus propias vidas.

Pero fueron más lejos que eso. Dijeron: "Sabemos que nuestro Dios puede salvarnos de ese horno, pero incluso si Él decide no hacerlo, seguiremos sirviéndole solo a Él". Esa es una declaración tan poderosa.

 ¿Estamos dispuestos a hacer lo mismo?

¿Estamos dispuestos a ver nuestras situaciones, circunstancias y personas que nos rodean en una perspectiva divina?

¿Podemos mantenernos firmes en la palabra de Dios y decir: "Señor, sé que eres un Dios todopoderoso, que tiene el poder de quitarme esta copa, pero incluso si no lo haces, te alabaré igualmente."

Amado Padre Celestial,
 venimos ante ti para pedirte que te sumerjas en nuestros corazones y nos ayudes a ser como estos jóvenes valientes que sabían con todo su corazón que tus caminos son mejores que los de este mundo. Moldéanos para ver nuestras circunstancias a través de tus ojos y entender que estás con nosotros sin importar lo que pase. Porque aunque esos hombres todavia fueron arrojados al horno, Tu estuviste allí con ellos, protegiendolos de todo daño y Tu gloria fue revelada.
En el nombre de Jesús oramos.
¡Amén!

Paola Diaz

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